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¿Qué es el comercio justo? Descúbrelo a través de nuestra ludoteca

Durante el mes de mayo y junio, nuestro personal técnico ha colaborado con la Coordinadora de ONGD de Castilla y León y la Plataforma de Comercio Justo de Valladolid con el fin de organizar e impartir una serie de talleres dirigidos a sensibilizar a personas mayores sobre qué es el comercio justo y lo que implica apostar por él para una sociedad como la nuestra.

Para llevar a cabo esta labor, se ha empleado el Puzle de “Las 7 diferencias del Comercio Justo”, material con el que también dinamizamos nuestra Ludoteca “Aprendemos jugando”. Con ello, además de explicar las diferentes dimensiones de esta modalidad de comercio, se ha logrado crear un clima familiar entre las personas participantes.

 

Lo que ha mejorado sustancialmente el posterior diálogo donde se ha abordado más específicamente qué implica este tipo de comercio para comunidades de países en las que no existe una legislación laboral que proteja sus derechos, no está garantizado el acceso a la educación para la población infantil ni existen sanciones para aquellas empresas que -además de vulnerar los derechos humanos- no se responsabilizan sobre la degradación medioambiental que su actividad produce en entornos de por sí vulnerables.

En ese sentido, si bien muchas personas al principio de la sesión relacionaban el concepto “comercio justo” con que un determinado producto tenga un precio justo, al final de la sesión ha sido un número amplio el que ha comprendido que esta modalidad de comercio engloba tres dimensiones esenciales: una social, una económica y otra medioambiental.

 

Además, el hecho de que este diálogo se haya mantenido con personas mayores ha permitido conectar su experiencia vital con la que aún se sigue viviendo en países empobrecidos: abandono prematuro de la escuela, trabajo infantil en el campo, niñas y mujeres relegadas al ámbito doméstico, falta de acceso a agua corriente en el hogar, etc.

Por otro lado, otro debate interesante ha sido el que ha girado en torno a la cuestión de cómo puede contribuir nuestra sociedad a que exista un modelo de comercio más justo a nivel internacional. Al respecto, las propias personas participantes han sido conscientes de que esto no sólo se puede lograr comprando productos de “comercio justo”, sino que también es necesario apostar por un modelo de producción y consumo que favorezca -siempre que sea posible- productos producidos o elaborados a nivel local o de temporada.

 

En el caso de la industria alimentaria y textil es claro comprobar cómo el hecho importar productos de regiones lejanas, además de favorecer las situaciones de explotación, impacta negativamente sobre el medio ambiente. Asimismo, también es necesario asumir que nuestro actual modelo agrícola y ganadero es responsable de que, por ejemplo, se malgasten grandes cantidades de agua o de que se deforesten regiones de países como Brasil debido a plantaciones de soja, etc.